domingo, 9 de septiembre de 2018

El poder del evangelio

Romanos 1:14-19.
14 A griegos y a no griegos, a sabios y a no sabios soy deudor.
15 Así que, en cuanto a mí, pronto estoy a anunciaros el evangelio también a vosotros que estáis en Roma.
16 Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree, al judío y también al griego.
17 Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.
18 Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad;
19 porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó.

3:21   pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada
Por la ley y profetas;
22 La justicia de Dios por medio de Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia,
23 por cuantos todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios,
24 siendo justificados  gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es Cristo Jesús,
25 a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados,
26 con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que
justifica al que es de la fe de Jesús. 

INTRODUCCIÓN

El apóstol Pablo se encontraba en la ciudad de Corinto cuando escribió la carta a los romanos a quienes no conocía, pero el amor profundo y sincero por la iglesia de Cristo fueron una motivación más que suficiente. Cuando  escribimos a un familiar o a un amigo, las palabras fluyen con facilidad pero no es igual escribir a un extraño. Pero al apóstol Pablo no le fue nada difícil escribir la carta a los Romanos, a pesar de que jamás los había visto o compartido con ellos.
(Romanos 1:10, 11,13; 15:22). Además, el Espíritu Santo lo inspiró para que escribiera las palabras precisas.

Estaba a punto de terminar su tercer viaje misionero. En esta carta les indicaba a los romanos que en su corazón ardía el deseo de hacer un viaje a la ciudad imperial para poder conocerlos y confirmarlos en la fe. Lo que no sabía era que ese viaje lo haría como un prisionero y que tendría terribles experiencias en su travesía.

Para empezar su ministerio entre los romanos, el apóstol les escribió sobre las doctrinas de la condenación, la justificación y la santificación en las divisiones principales de su carta. Después de estas divisiones presenta una sección práctica para la aplicación de todas estas enseñanzas. En este caso  consideraremos el saludo apostólico de esta epístola y la de las doctrinas que se presentan en ella.
                                   Dinámica del evangelio

Romanos  1:1-17
Originalmente, Romanos era solamente una carta escrita por un predicador evangélico a una iglesia compuesta por creyentes a los cuales jamás había visto. Para escribir esta epístola Pablo siguió las normas acostumbradas en aquel tiempo. Se hizo la apertura con una cordial y apostólica salutación. El escritor dio una explicación de su persona y vocación.

Para presentarse, Pablo mencionó tres cosas. En primer lugar se identificó como un verdadero siervo de Jesucristo,  una posición que había aceptado voluntariamente. Del griego  ”doulos” que quiere decir esclavo (Vea Éxodo 21:5,6). En segundo lugar Pablo declaró que había sido llamado por el Señor, quien lo había enviado a cumplir con una misión. En tercer lugar aseguró que por esta causa había sido apartado por Dios para ser un predicador del evangelio de Jesucristo.

Las buenas noticias que el anunciaba se habían prometido desde mucho tiempo antes en las Escrituras Sagradas. Su mensaje giraba en torno a Jesús, quien es Dios y hombre al mismo tiempo. Jesús era descendiente del rey David a través de la encarnación. Demostró ser verdadero Dios a través de la resurrección de entre los muertos. El mismo dijo: “yo pongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie  me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar” Juan 10:17,18.

En esta epístola el apóstol recuerda a sus lectores que ellos también fueron llamados por el mismo Señor que lo llamó a él y les declaró que habían sido llamados a ser santos.
Los creyentes de Roma recibieron elogios y palabras de agradecimiento por parte del apóstol Pablo los cuales habían tenido por costumbre hacer bien a todos los creyentes de muchas maneras y enviar contribuciones a muchas iglesias para satisfacer las necesidades de los hermanos. Esa fidelidad y firmeza se extendió a varias generaciones. Esas virtudes deben ser imitadas por la iglesia en este tiempo.

La intensidad de la intercesión del apóstol Pablo por los romanos  se demuestran de dos maneras en su carta.

En primer lugar invoca a Dios como testigo de la sinceridad de las palabras que expresa hacia ellos.
Luego dirige la atención de sus lectores hacia el fervor con el cual servía a Dios, incluso el ministerio de la intercesión en oración.

 Por otra parte, las oraciones de Pablo revelaban un ardiente deseo por establecer relaciones más estrechas con los romanos en el futuro. Le pedía al Señor que le permitiera ir a verlos “rogando que de alguna manera tenga al fin, por la voluntad de Dios, un próspero viaje para ir a vosotros”. Romanos 1:10
                                                                                                                    
Lo que él deseaba era que a través de su visita a los hermanos de Roma ellos pudieran ser beneficiados  con  muchos frutos espirituales, y ser confirmados en la fe de Cristo. Pero al mismo tiempo les indica que también tenía esperanza de ser él mismo beneficiado por medio de ellos. A pesar de ser apóstol, no descartaba la posibilidad de beneficiarse de la fe de los demás creyentes, reconociendo al mismo tiempo que experimentaba necesidades humanas y espirituales igual que todos.

El apóstol les dejo claro que su demora en el viaje a Roma no era por vergüenza o temor. El declaró: “no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree”. Él tenía una maravillosa experiencia del poder del evangelio y esto lo motivaba a proclamarlo dondequiera que iba.

Distorsión del evangelio

Romanos 1:18-32
En el principio todos los hombres tenían un claro concepto acerca del único y verdadero Dios. Y aun después de muchos siglos de separación de la época de Adán y la sociedad de su tiempo. Pablo decía que los seres humanos contaban con un testimonio de la majestad divina y  que todos tienen en su conciencia el concepto del Dios todopoderoso.

Los hombres rechazaron al único Dios verdadero que conocían. Por voluntad propia lo sacaron de su vida. Por eso es que todos tendrán que dar cuentas a Dios y no contaran con ninguna excusa que pueda libarlos del juicio divino. Romanos 1:20 “Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa”

La idolatría está presente en distintas formas: una de ellas es la adoración de dioses de madera, piedra o de metal. Otra forma más sutil de idolatría sobre todo en esta era moderna son los dioses: dinero, posición social, placeres y poder. Estas cosas son más peligrosas que las esculturas y las imágenes muertas.

Debemos estar alertas y cuidarnos de éstas formas sutiles de idolatría que han sido aceptadas como modelos de la sociedad actual y hasta han comenzado a invadir al pueblo cristiano.

El vacío del rechazo de Dios fue lleno con la idolatría, adorando a las cosas que Dios había creado en lugar de adorar al Creador.

Negaron en sus mentes el lugar que le corresponde a Dios: “Como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen” (Romanos 1:28). En esto hay algo más que un abandono de parte de Dios para los que anden en  sus propios caminos. La ceguera voluntaria se convierte en el castigo de ceguera. No quisieron ver, por lo tanto ya no pudieron ver.

Cuando Dios entregó a los hombres impíos a una mente reprobada, quedaron expuestos a la realización de las maldades más horrendas (versículos 24, 26,28)
Es fácil condenar los pecados más horrendos, pero de igual manera también es fácil cubrir aquellos pecados que parecen  menos detestables para la sociedad.

El apóstol escribe acerca de las distorsiones sexuales y otras perversidades en la rebelión de la humanidad contra Dios, como la homosexualidad y la fornicación. Pero en el mismo texto en Romanos 1:29 y 30 el Espíritu Santo habla del pecado del orgullo y la vanagloria. El carácter degenerado de la homosexualidad y el lesbianismo hacen de ellos los más repugnantes, aunque todos son odiosos. Aquí la palabra de Dios declara que hay una penalidad inevitable por estas perversidades.

Es importante notar que en este pasaje se habla de la actitud incorrecta hacia  a Dios. En realidad todos los pecados tienen su origen en esto.  Se menciona también los males en las relaciones personales tales como los chismes, las murmuraciones, la adulación, el engaño, los sentimientos de mala voluntad, los actos abusivos, la falta de misericordia, el no perdonar, el tener una mente maliciosa y homicida, la ausencia del amor fraternal y la desobediencia a los padres.

La proclamación del evangelio

Romanos 3:21-26
“Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios”. Pablo explica que el objetivo principal de la ley de Moisés fue demostrar la pecaminosidad de las personas pero no tenía poder  para una liberación espiritual permanente. Hablando de la justificación dice: “Ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios” (3:21). El apóstol dijo que estas cosas se habían revelado por medio de la ley y los profetas, expresión que se usaba para designar todo el Antiguo Testamento. Pablo escribió conforme a las Escrituras. (1 Corintios 15:3,4).

La ley expresa condenación para los que han pecado, pero también las Escrituras anuncian salvación a todo aquel que cree. La justicia de Cristo nos ha sido dada para que podamos ir al cielo y para tener una vida llena de las riquezas del Espíritu Santo. La buena noticia que el apóstol le tenía a los romanos era que Dios está proveyendo un medio por el cual pueden ser justificados sin tener que depender de los ritos de la ley de Moisés. Esta justificación es para el que está dispuesto a presentarse ante su trono por la fe en Cristo. Esto es por la gracia divina que es un favor inmerecido. Cristo pagó el precio para lograr nuestra liberación de la condenación. Pero no era suficiente el pago del rescate, había que poner al pecador rescatado en amistad con Dios el Padre. Cristo también fue nuestra propiciación. En la Ley los sacrificios de animales, solo cubrían los pecados por un tiempo. Pero el sacrificio de Cristo fue tan completo, que puso al redimido en una relación constante y eterna con el Padre. Si permitimos que el Espíritu Santo revele a Cristo en nuestras vidas experimentaremos el poder del evangelio

jueves, 19 de julio de 2018

CON DIOS NUESTRO FUTURO ESTA SEGURO


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Hechos 20:22-38
22 Ahora, he aquí, ligado yo en espíritu, voy a Jerusalén, sin saber lo que allá me ha de acontecer;
23 salvo que el Espíritu Santo por todas las ciudades me da testimonio, diciendo que me esperan prisiones y  tribulaciones.
24 Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios.
25 Y ahora he aquí, yo sé que ninguno de todos vosotros, entre quienes he pasado predicando el reino de Dios, verá más mi rostro.
26 Por tanto, yo os protesto en el día de hoy, que estoy limpio de la sangre de todos;
27 porque no he rehuido anunciaros todo el consejo de Dios.
28 Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él gano por su propia sangre.
29 Porque yo sé que después de mi partida entraran en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño.
30 Y de vosotros mismos se levantaran hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos.
31 Por tanto velad, acordándoos que por tres años, de noche y de día, no he cesado de amonestar con lágrimas a cada uno.
32 Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios, y a la palabra de su gracia, que tiene poder para sobreedificaros y daros herencia con todos los santificados.
33 Ni plata ni oro  ni vestido de nadie he codiciado.
34 Antes vosotros sabéis que para lo que me ha sido necesario a mí y a los que están conmigo  estas manos me han servido.
35 En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Mas bienaventurado es dar que recibir.
36 Cuando hubo dicho estas cosas se puso de rodillas y oró con todos ellos.
37 Entonces hubo gran llanto de todos; y echándose al cuello de Pablo, le besaban
38 doliéndose en gran manera por la palabra que dijo, de que no verían más su rostro. Y le acompañaron al barco.

                                                             Introducción

                      Algunas veces parece que los sucesos de toda la v ida de una persona se confabularan para  destruir su fe e impedirle que se consagre a cumplir con su deber y responsabilidades.
                     Los gálatas estaban acosados por los fantasmas de las reglas y mandamientos judíos.  Estos los mantenían atados a prácticas tales como la circuncisión y otras imposiciones del legalismo judío.
Los creyentes de Corinto estaban envueltos en problemas inmorales, para los cuales el apóstol Pablo debió dedicar un buen tiempo  a exponer la palabra de Dios en forma profunda.

                     Pero los tesalonicenses presentaban dudas e inquietudes acerca del futuro.
A cada uno Pablo le dio las instrucciones necesarias. Sin embargo en ningún lugar del Nuevo Testamento se hace un resumen tan claro del pasado, presente y futuro como en este discurso de despedida de los líderes de la iglesia de Éfeso en el puerto de Mileto.

                            Servicio constante, humilde y provechoso en el pasado:

                     En su apuro por llegar a Jerusalén, Pablo tomo un barco expreso, el cual no se detuvo en Éfeso sino que paso directo a Mileto pero les pidió que hicieran el viaje y lo esperaran en la ciudad de Mileto.

                     Comenzó su discurso recordando cómo se había comportado entre ellos los tres años de su ministerio en esa ciudad. Él estaba claro en que Dios le había encomendado un ministerio de gracia. Así como Cristo lo había amado, él debía servir con amor a sus hermanos. El apóstol Pablo les había brindado un servicio constante y con toda fidelidad. No le interesaba la aprobación pública sino agradar a Cristo. En todo momento y lugar su comportamiento fue consecuentemente cristiano. A los corintios les dijo que se requiere de los administradores de Dios que sean hallados fieles en todo. Es propio recordar las palabras de Jesús: “El discípulo no es mayor que su maestro. Pablo mostraba en su conducta virtudes como el amor, la justicia,  fe, arrepentimiento y una fuerte comunicación con Dios.

                      En Hechos 20:18-21 Pablo hace un resumen evaluativo de los tres  años que dedicó  para ministrar  la  palabra  del  Señor  en  Éfeso  y  en  las  regiones  vecinas. Esto puede servir de ejemplo a cualquier creyente. Pablo vivía entre la gente a la cual le predicaba el evangelio, tenía como base su testimonio personal además de su esfuerzo para enseñarles la Palabra de Dios. En su resumen les declaró a los líderes  de la iglesia de Éfeso que le había dado toda la enseñanza que Dios había querido que ellos recibieran. Estaba convencido que había cumplido completamente la tarea que Dios le  había encomendado.

                       Que Dios nos ayude en este tiempo a tener la misma satisfacción al analizar nuestro trabajo en la obra del Señor. Aunque no seamos enviados a otro continente de igual manera nuestra vida, nuestras palabras y exposición del mensaje del evangelio deben reflejar la vida de Cristo.
El apóstol Pablo usaba el método de enseñanza pública y también en las casas.

                         Su confianza en Dios en un presente lleno de aflicciones:

Es sorprendente ver la absoluta confianza del apóstol Pablo en lo que haría por el Señor a pesar de las aflicciones que le venían. El confiaba plenamente en que la mano del Todopoderoso le sostendría en todo momento. Sabía que le esperaban persecuciones, dificultades, pero se dejaba guiar por el Espíritu Santo confiando en que se haría la voluntad de Dios y obtendría la victoria. Estaba tan determinado a obedecer la voluntad de Dios que no tomaba en cuenta los sufrimientos que le esperaban. Consideraba valiosa su vida si estaba cumpliendo la voluntad de Dios. Al igual que el Señor podía decir: “Mi comida es que haga la voluntad el que me envió, y que acabe su obra” (Juan 4:34) Una cosa es conocer la voluntad de Dios y otra muy distinta es someternos a ella. En la vida se nos presentan muchas cosas que pueden interponerse en los propósitos de Dios si nosotros lo permitimos. Cada discípulo de Cristo debe tener cuidado de avaluar sus prioridades. Debemos darle la debida importancia al cumplimiento del ministerio que Dios nos ha encargado.

                  La separación de sus amigos y hermanos en Cristo  fue una de las experiencias más duras para el  apóstol Pablo. Estaba seguro que no los volvería a ver, se había dedicado a enseñarles la Palabra de Dios para una vida fructífera espiritualmente. Había llegado el momento de despedirse. Los ancianos lloraron por la separación de su pastor y padre espiritual. En medio del dolor de la separación el apóstol mantenía la confianza en la bendición del cumplimiento de los propósitos y voluntad de Dios. Estaba seguro de que la palabra sembrada en los efesios daría fruto para la gloria de Dios.

                                               Fe y confianza para el futuro:

                  El apóstol Pablo sabía que venían pruebas y situaciones que pondrían en peligro a la iglesia, pero estaba confiado en la gracia de Dios y poder para guardar a los suyos (Judas 24) También estaba seguro de haber preparado a hombres de fe a través de los cuales el Señor cuidaría de la iglesia de ese lugar.
Vendrían engañadores a tratar de destruir la iglesia del Señor. Al igual que lobos se lanzarían sobre las ovejas para herirlas, descarriarlas y arrasarlas a doctrinas falsas o a su antigua vida de pecado. Los falsos maestros traen desunión y ruina espiritual, también se levantan lideres falsos que tratan de buscar seguidores.

                  Estas advertencias de Pablo son válidas en el tiempo de hoy y debemos estar muy atentos. Los lobos de Satanás todavía se disfrazan para meterse en la iglesia y dispersar a las ovejas. La iglesia se enfrenta a un ataque frontal así como también a un ataque solapado. En los ataques de frente muchos cristianos han muerto derramando su sangre  mientras daban testimonio de su fe. Los ataques solapados son más peligrosos y difíciles de descubrir. Un lobo es identificado inmediatamente en medio de las ovejas, pero si se viste con piel de oveja se hace difícil y casi imposible de detectar. Las ovejas pueden creer que es una de ellas. Los falsos maestros andan vestidos de ovejas y disfrazan su apariencia, sus palabras y sus ideologías. Los instrumentos de Satanás conocen los dichos que se usan en la iglesia. Sus mensajes son elocuentes y hasta bíblicos pero sus propósitos son contrarios a la voluntad de Dios. 

                 Guiado por el Espíritu Santo  el apóstol Pablo preparó a los líderes para que guiaran la iglesia de Éfeso y también las otras congregaciones,  ellos debían cuidar el redil del Señor en todo tiempo. Cuidar las almas que Jesús había comprado con su sangre. Tendrían que dirigir y apacentar el rebaño. Para hacer un buen trabajo debían estar alertas ante los ataques del enemigo. Debían imitar el ejemplo del apóstol Pablo. La característica principal de un líder es el amor,  juntamente con la fidelidad a Dios.  El apóstol los encomendó a Dios y a la palabra de su gracia “(20:32).  La palabra de Dios es suficiente para alimentar el espíritu y traer crecimiento a todo cristiano. Esta palabra ha sido transmitida de generación en generación y es el recurso  por excelencia a utilizar  para el establecimiento y desarrollo de la iglesia de Cristo.
 
                   El que ha entregado su vida al Señor Jesucristo debe estar plenamente confiado en que su futuro en Dios está seguro a pesar de las dificultades que puedan presentarse, no se debe buscar ayuda de los que adivinan o pronostican el futuro tales como: horóscopos, espiritistas, médiums, lecturas de bolas de cristal, borra de café, lectura de manos, cartas etc.  Dice en Levíticos 19:31 “No os volváis a los encantadores ni a los adivinos; no los consultéis contaminaos con ellos. Yo Jehová vuestro Dios”

                    Cuando vienen pruebas y dificultades debemos dar gracias a Dios y  alabarle.   1 Tesalonicenses 5:18 “Dad gracias en todo porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo  Jesús”
Romanos 8:28 “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan para bien. Esto es a los que conforme a su propósito son llamados”
El apóstol Pablo había estado entre ellos mostrando un amor sacrificial, sin egoísmo ni codicia.  En Éfeso se sostuvo así mismo y a los que colaboraban con él  a base de su propio trabajo. Todo su trabajo estaba impregnado de su amor. Recordemos que el Señor Jesús dijo: “más bienaventurado es dar que recibir”

Si la iglesia en general se somete a estas instrucciones puede estar segura de tener éxito  el futuro.
Dios sigue cuidando a su iglesia. Usó a Pablo parta preparar a la iglesia de Éfeso para los ataques venideros. También proporcionó medios para fortalecer la congregación: líderes fieles, dirección del Espíritu Santo, Palabra de  Dios y amor fraternal. Nosotros el pueblo del Señor en este tiempo también contamos con  esas bendiciones para estar firmes y constantes en la gracia de nuestro Señor Jesucristo

lunes, 14 de agosto de 2017

LA HUMILDAD

Lucas 14:7-14: 18:9-14

14:7 Observando cómo escogían los primeros asientos a la mesa, refirió a los convidados una parábola, diciéndoles:
14:8 Cuando fueres convidado por alguno a bodas, no te sientes en el primer lugar, no sea que otro más distinguido que tú esté convidado por él,
14:9 y viniendo el que te convidó a ti y a él, te diga: Da lugar a éste; y entonces comiences con vergüenza a ocupar el último lugar.
14:10 Mas cuando fueres convidado, ve y siéntate en el último lugar, para que cuando venga el que te convidó, te diga: Amigo, sube más arriba; entonces tendrás gloria delante de los que se sientan contigo a la mesa.
14:11 Porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla, será enaltecido.
14:12 Dijo también al que le había convidado: Cuando hagas comida o cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a vecinos ricos; no sea que ellos a su vez te vuelvan a convidar, y seas recompensado.
14:13 Mas cuando hagas banquete, llama a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos;
14:14 y serás bienaventurado; porque ellos no te pueden recompensar, pero te será recompensado en la resurrección de los justos.


18:9 A unos que confiaban en sí mismos como justos, y menospreciaban a los otros, dijo también esta parábola:
18:10 Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, y el otro publicano.
18:11 El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano;
18:12 ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano.
18:13 Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador.
18:14 Os digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido.

La exaltación personal produce finalmente la humillación, por otra parte la humildad trae consigo exaltación.
Porque cualquiera que se enaltece será humillado; y el que se humilla será enaltecido. Lucas 14:11
En la época del nuevo testamento, el mundo pagano abundaba en monumentos con inscripciones y estatuas que hablaban de la grandeza de los hombres. La gente del mundo de la época de Cristo  rendía homenaje al orgullo y despreciaban la humildad, la mansedumbre.

EL CAMINO DE LOS SOBERBIOS

Lucas 14:7-9
El Señor Jesucristo concurría con frecuencia a fiestas que se celebraban en todas las clases de la sociedad, desde los fariseos más encumbrados hasta los más humildes y despreciados publicanos y pecadores. Durante el apogeo de su popularidad, ni aun sus enemigos se atrevían a ofender a los demás huéspedes, excluyéndolo. Sin embargo el Señor Jesucristo no se enorgullecía nunca del elevado número de invitaciones que recibía. Simplemente las aceptaba como oportunidades para impartir enseñanzas, ayudar y sanar a la gente.

El Señor Jesús les presentó a los huéspedes una parábola sugiriendo que cuando fuesen invitados a un casamiento no debían ocupar los puestos más honrosos. Si, el anfitrión podría pedirle a otra persona que ocupaba el lugar que no le correspondía, que le cediera a un invitado especial. Y el orgullo y la soberbia que motivaron que buscara el sitio mejor, le provocaría una vergüenza.

EL CAMINO D E LOS HUMILDES

Lucas 14:10-14
¿De qué manera podemos evitar la vergüenza que con frecuencia nos provoca el orgullo? El Señor Jesús sugiere que se ocupe el lugar más humilde al principio. Se puede proceder así sin llamar la atención sobre sí. Luego, el anfitrión quizás lo llame para que ocupe un lugar más honroso en la mesa. Si así ocurre, el huésped disfrutará de respeto, honra y alabanza en vez de vergüenza.

Sin embargo la solicitud de Jesús iba más allá de la vergüenza presente. Lo que vio que ocurría en la mesa señalaba un eterno principio. Todo aquel que se exalta o se considera así mismo mejor que los demás, todo aquel que con egoísmo procura acrecentar su propio honor, su posición, poder o fama, será humillado. En el día del juicio, todos aquellos que han permitido que la ambición personal los exalte, quedaran confundidos y sufrirán la vergüenza.

Por otra parte, aquel que se disciplina a sí mismo para ocupar un lugar humilde y realiza la labor que ninguno quiere hacer, será exaltado, porque oirá las palabras aprobatorias de su Señor.

Más tarde, durante la fiesta, el Señor Jesús tenía una lección para su anfitrión. Le sugirió que ya fuese la ocasión una comida o banquete, el anfitrión debía dejar de lado su orgullo y proporcionar gozo a los demás menos afortunados que él. En vez de invitar siempre a aquellos que le podían devolver la invitación, debía invita a los que no podían devolverle la invitación.

Al hablar de esta manera, el Señor  Jesús no nos prohibía  que invitásemos a comer a nuestros amigos.  Con frecuencia aprobó tales ocasiones. Pero no quiere que caigamos en la rutina de agasajar  siempre a aquellos que pueden ayudarnos a subir por la escalera del éxito. El orgullo nos impulsa a emplear nuestros recursos para nuestro propio progreso. Necesitamos ser inspirados de humildad y abnegación para buscar a los pobres, a los impedidos y a los parias de la sociedad, a fin de tratarlos como amigos sin que se sientan como casos de caridad. Necesitan nuestra amistad y nuestra confraternidad, y quizás nos sorprenda el ver cuánto pueden contribuir  para nuestro bienestar. Además lo que hacemos por ellos puede proporcionar una plenitud de bendición interior e indudablemente recibiremos una recompensa cuando recibamos a Jesús en el aire y comparezcamos ante su tribunal.

EL CAMINO DE LA AUTOJUSTIFICACION

Lucas 18:9-12
En otra oportunidad el Señor Jesús presentó otro contraste entre el orgullo y la humildad. Esta vez trataba con algunas personas que depositaban su confianza  en sí mismas de que eran justas y por lo tanto no dependían realmente de Dios. Puesto que pensaban tanto en sí mismas, despreciaban a otros que no eran miembros de su propia clase, grupos o sectas. Es decir desdeñaban o pasaban por alto a algunos y trataban a otros con desprecio, restándoles valor y tratándolos mal. No se acordaban de cómo se siente Dios respecto de aquellos que usan su propia bondad para situarse en un pedestal o para desvincularse de las necesidades humanas.  Isaías 65:5 “que dicen: Estate en tu lugar, no te acerques a mí, porque soy más santo que tu; éstos son humo en mi furor, fuego que arde todo el día”.

El Señor Jesucristo ilustra esta condición presentando a dos hombres que subieron a la colina y entraron al templo a orar. Uno de ellos era fariseo, separatista estricto que seguía sus propias tradiciones en la interpretación de la biblia. El otro era un publicano o recaudador de impuestos para los odiados opresores romanos. El fariseo se puso de pie en un lugar prominente, adoptando una actitud altiva y audaz. Su oración aunque estaba dirigida a Dios, giraba alrededor de sí mismo. Le daba gracias a Dios que no era como los otros que no pertenecían a la secta de los fariseos. Él no era ladrón ni injusto; sus riquezas no habían sido mal adquiridas. Ayunaba a, daba diezmos. De esta manera, el fariseo, bajo el disfraz de la oración, se felicitaba a sí mismo.

El hombre sincero debe, en humildad debe reconocer que todos hemos pecado y estamos destituidos de la gloria de Dios (Romanos 3:23). Nuestro corazón nos engaña si pensamos que  podemos presentarnos ante Dios  felicitándonos por lo bueno que somos.

En realidad, puede ser que la jactancia del fariseo hubiese sido falsa. El Señor Jesús acusó a los fariseos como clase, de ser opresivos, injustos (Mateo 23:23), e indiferentes. Con frecuencia la jactancia es un intento de encubrir deficiencias. Pero el fariseo se engañaba a si mismo si pensaba que podía ocultar su pecado ante Dios. (Proverbios 28:13). Hasta la bondad del fariseo era obediencia a reglas que el mismo se había impuesto. La ley requería solamente un día de ayuno al año. (Levítico 16:29). Los fariseos por propia voluntad ayunaban los lunes y jueves. La ley requería el diezmo de la cosecha y del aumento del ganado. Los fariseos iban más allá (mateo 23:23), no porque sintiesen solicitud por la obra de Dios, sino por ejercer dominio sobre los demás, que como el publicano, no eran tan escrupulosos.

EL CAMINO DE LA VERDADERA JUSTIFICACIÓN

Lucas 18:13,14
El publicano no trató de fingir que era bueno, ni trató de mencionar lo bueno que había hecho para desviar la atención de su pecado. Con humildad se puso lejos, con la cabeza inclinada sintiendo su indignidad, mientras se hería el pecho con genuina contrición y dolor. No trató de disculparse ni culpar a otros. Abiertamente confesó que no era solamente un pecado sino el pecador, al abandonarse a la misericordia de Dios.

No fue el fariseo, sino el publicano el que regreso a su casa  justificado, perdonado, considerado por Dios como justo y libre de culpabilidad. Dios lo exaltaría. Dios exaltara a su debido tiempo a todos aquellos que son verdaderamente humildes

lunes, 7 de agosto de 2017


                         LA ESPERANZA

1 Corintios 4:7 AL 5:16

4:7 Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros, 
4:8 que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; 
4:9 perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos; 
4:10 llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos. 
4:11 Porque nosotros que vivimos, siempre estamos entregados a muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. 
4:12 De manera que la muerte actúa en nosotros, y en vosotros la vida. 
4:13 Pero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito: Creí, por lo cual hablé, nosotros también creemos, por lo cual también hablamos, 
4:14 sabiendo que el que resucitó al Señor Jesús, a nosotros también nos resucitará con Jesús, y nos presentará juntamente con vosotros. 
4:15 Porque todas estas cosas padecemos por amor a vosotros, para que abundando la gracia por medio de muchos, la acción de gracias sobreabunde para gloria de Dios. 
4:16 Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. 
4:17 Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; 
4:18 no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.


5:1 Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos. 
5:2 Y por esto también gemimos, deseando ser revestidos de aquella nuestra habitación celestial; 
5:3 pues así seremos hallados vestidos, y no desnudos. 
5:4 Porque asimismo los que estamos en este tabernáculo gemimos con angustia; porque no quisiéramos ser desnudados, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida. 
5:5 Mas el que nos hizo para esto mismo es Dios, quien nos ha dado las arras del Espíritu. 
5:6 Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor 
5:7 (porque por fe andamos, no por vista); 
5:8 pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor. 
5:9 Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables. 
5:10 Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo.
5:11 Conociendo, pues, el temor del Señor, persuadimos a los hombres; pero a Dios le es manifiesto lo que somos; y espero que también lo sea a vuestras conciencias. 
5:12 No nos recomendamos, pues, otra vez a vosotros, sino os damos ocasión de gloriaros por nosotros, para que tengáis con qué responder a los que se glorían en las apariencias y no en el corazón. 
5:13 Porque si estamos locos, es para Dios; y si somos cuerdos, es para vosotros. 
5:14 Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron; 
5:15 y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos. 
5:16 De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne; y aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así. 


El creyente abriga una esperanza viva en Cristo tanto para el presente como para la eternidad.

Si la fe es fundamental para nuestras relaciones con Dios en Cristo, la esperanza es también esencial. La fe y la esperanza junto con la caridad o amor abnegado son virtudes esenciales de la vida cristiana (1 Corintios 13:13) Reconocemos que somos salvados por la gracia en virtud de la fe (Efesios 2:8) pero somos salvados también por la esperanza (Romanos 8:24)

Cuál es la fuente de la esperanza?
2 Corintios 4:1-7

La propia esperanza de Pablo procedía de su encuentro personal con Cristo en el camino de Damasco.

Esta esperanza, este conocimiento de la gloria de Dios revelada en Cristo, es un tesoro que Dios nos da. Ninguno de nosotros es fuente de esa gloria, por mucha que sea la luz, la verdad, la gloria y el poder que Dios puede manifestar en nosotros y por medio de nosotros, no somos otra cosa que vaso de barro. Toda la gloria le pertenece a Dios. Toda la extraordinaria excelencia, la maravillosa grandeza del poder es de Dios. Solamente El es la fuente.

Como triunfa la esperanza?
2 Corintios 4:8-18

Como vaso de barro el apóstol Pablo experimentó muchos sufrimientos. Vivió bajo la constante presión de enemigos y perseguidores, pero  Dios no permitió que lo cercaran ni lo aplastaran. El libro de los hechos demuestra con frecuencia de qué manera Dios abrió un camino de escape para el apóstol. En realidad la presión enemiga significaba solamente que el evangelio se extendería a un nuevo lugar. Aun cuando Pablo estuviese perplejo sin saber a dónde ir, Dios no lo dejó que fuese una víctima de la desesperación. Cuando se vio perseguido Dios nunca lo abandonó ni permitió que sus perseguidores lo capturaran. Cuando fue azotado por calamidades como naufragios, fue librado de la muerte.
Pablo, en virtud de su esperanza se mantuvo firme en su sufrimiento por la causa de Cristo, aunque su cuerpo mortal decaía, el hombre interior se renovaba diariamente. Había captado una vislumbre de la gloria de una grandeza tan sobrecogedora que los sufrimientos presentes y persecuciones palidecían y se volvían insignificantes.

Cuál es la meta de la esperanza?
2 Corintios 5:1-10

El apóstol Pablo no le hizo frente a los peligros diarios animado de alguna creencia mística que no podría morir, ni aun con la confianza de Dios no permitiría su muerte. Carecía de esa seguridad.

De manera entonces que la esperanza del creyente con la visión del futuro no pasa por alto el hecho de la muerte. Hasta que Jesús  venga, todos debemos hacerle frente a la muerte. Nuestro cuerpo es solamente una habitación terrena que se destruye fácilmente, una carpa o tienda que puede ser fácilmente desmantelada. La vida física es mucho más frágil de lo que muchos de nosotros queremos pensar (salmo 103:15,16) Pero cuando ocurre la muerte, ella no trae el fin. Dios tiene una casa mejor para nosotros, un nuevo cuerpo, una nueva creación del cielo. No será una “tienda” transitoria como nuestros cuerpos presentes, sino un edifico permanente.

Dios nos ha preparado para todo esto dándonos un anticipo del Espíritu Santo. (2 Corintios 1:22)
El Espíritu revela a Cristo y nos hace gustar por anticipado lo que Dios ha preparado para nosotros (1 Corintios 2:9,10). Esto le proporcionó esperanza a Pablo en circunstancias que hacia frente a aquellos que le querían dar muerte a raíz de su testimonio. Sabía que mientras vivía en este cuerpo presente estaba ausente de Cristo (de la misma manera que un embajador en un país extranjero está ausente de su patria) Cristo estaba con el naturalmente, y sin embargo en esta vida se mantuvo por fe y no por vista. Ahora tenemos los primeros frutos del Espíritu, pero aquel día, con nuevos cuerpos experimentaremos la adopción y disfrutaremos de nuestros privilegios de hijos.


La esperanza y la visión de una vida con Cristo  colocó al apóstol Pablo en un sitio maravilloso. Ya no le importaba vivir o morir. En vez de aferrarse a las cosas de esta vida, en vez de consagrar todas sus energías a preservar esta vida, podía depositar su atención en aquello que realmente importaba. En realidad, todo lo que quería era  agradar a su Maestro y Señor. (Filipenses1:20,21) El apóstol Pablo, al igual que todos nosotros, tendrá que comparecer ante el tribunal de Cristo (Romanos 14:10) a fin de recibir una recompensa por lo que hizo con este cuerpo, ya fuese bueno (útil, benéfico), o malo

lunes, 27 de julio de 2015

PALABRA DE FE



El evangelista Jorge Müller fue un hombre de fe. Durante su tiempo de ministerio fundo y dirigió varios orfanatos en Inglaterra. Muchas veces testifico a ver visto la mano de Dios en la provisión de las necesidades de los niños huérfanos en respuesta  a la oración. Él pudo ver la provisión de millones de dólares para gastos de administración, compra de alimentos para miles de necesitados, hasta de terrenos. Jorge Müller aprendió aspectos prácticos de importancia acerca de la fe. Dijo lo siguiente: “Si estamos dispuestos a depositar nuestra confianza en Dios, con la certidumbre de que él puede y quiere ayudar a todos los que confían en Jesucristo para su salvación y esperan en él para que se cumpla en ellos todo aquello que les sea necesario y que glorifique a Dios, nuestros corazones se llenaran de paz y tranquilidad. Es solamente cuando dejamos que se escape de nuestro corazón la fe en su amor y su poder que perdemos la paz y nos sentimos confundidos. Hoy precisamente me hallo en grandes dificultades en relación con la obra a que estoy entregado; sin embargo mi corazón está tranquilo porque estoy consciente del poder y el amor de Dios. El mejor momento para poner en acción la fe es cuando la vista no puede divisar nada. Mientras más grandes sean las dificultades, más fácilmente actúa la fe. Cuando todos los recursos naturales están a nuestro alcance, la fe tiene muy poca oportunidad de operar (por decirlo así); pero cuando todo lo material falla, entonces la fe se agiganta y actúa “

Juan 4:46-54
Vino pues Jesús otra vez a Cana de Galilea donde había convertido el agua en vino. Y había en Capernaum un oficial del rey cuyo hijo estaba enfermo.
Este cuando oyó que Jesús había llegado de Judea a Galilea, vino a él y le rogo que descendiese y sanase a su hijo, que estaba a punto de morir.
Entonces Jesús le dijo: Si no viereis señales y prodigios, no creeréis.
El oficial del rey le dijo: señor desciende antes que mi hijo muera
Jesús le dijo: Ve, tu hijo vive. Y el hombre creyó la palabra que Jesús le dijo, y se fue.
Cuando ya él descendía, sus siervos salieron a recibirle, y le dieron nuevas, diciendo: Tu hijo vive.
Entonces él les pregunto a qué hora había comenzado a estar mejor. Y le dijeron: ayer a las siete le dejo la fiebre.
El padre entonces le entendió que aquella era la hora en que Jesús le había dicho: Tu hijo vive; y creyó él con toda su casa.
Esta segunda señal hizo Jesús cuando fue de Judea a Galilea

Las necesidades
La ciudad de Capernaum está a unos 30 kilómetros de Cana, a orillas del mar de Galilea. En aquel tiempo  casi todos los viajes se hacían a pie, esta jornada era algo corriente. Este hombre era un oficial del rey. Él había oído acerca de los milagros de Jesús, tales como el de las bodas de Caná donde convirtió el agua en vino, por lo cual decido venir a él con su necesidad. Su hijo se encontraba muy enfermo. No se nos dice cuál era la enfermedad que tenía al muchacho al borde de la muerte, pero si entendemos que era algo grave. “Le rogo que descendiese y sanase a su hijo, que estaba a punto de morir” (versículo 47). La necesidad que había en la vida del muchacho era urgente, pero igual era la necesidad que había en el alma de  este oficial del rey. El solo había había oído hablar de los milagros realizados por Jesús. Quizás ya había visto personalmente al maestro; por lo menos  sabemos que no era uno de los seguidores. Dios estaba utilizando la enfermedad del joven como un medio para llegar al corazón del padre. Es probable que Dios este utilizando alguna enfermedad para enseñarnos una lección que quizás no podríamos aprender de otra manera. Muchas veces Dios tiene que hacer uso de algo para atraer nuestra atención y hacer que comprobemos la necesidad de sentir su presencia en nuestra vida.

Aceptando la palabra de Cristo
Muchas veces estamos más interesados en las obras y el poder de Dios que en buscar a Dios mismo.
¿Qué es una señal? Es algo que Dios usa para encaminar a la gente a Jesucristo. ¿Qué es un prodigio? Como se percibe en versículo 48, es un evento espectacular. La respuesta de Cristo al oficial del rey parece ser un reproche demasiado fuerte. Pero  la verdad es que el Señor estaba haciendo que este hombre reflexionara sobre su verdadera necesidad. ¿Estaba él buscando la realidad de la presencia y el poder de Jesucristo o solamente le interesaba encontrar una solución a su problema?
Jesús deseaba llamar su atención a si mismo más que a la necesidad que embargaba su corazón. En el versículo 49 se registra una distinción en la fraseología utilizada por este angustiado padre. En el versículo 47 él usó el nombre uhion (hijo) al referirse a su hijo agonizante. Con este término declaraba la relación natural del muchacho con su padre y también exaltaba su dignidad. En cambio en el versículo 49 el hombre usó la palabra paidion (niño) que es una expresión equivalente a “mi criatura”. La declaración del oficial podría parafrasearse de la siguiente manera: “Si tu no vienes conmigo, mi hijito tendrá que morir” esta clase de fe urgente es la que abre la puerta para que Cristo obre los milagros.
Muchas veces nos sorprende la sencillez con que Dios obra. “Ve, tu hijo vive”. Esta palabra de Cristo fue suficiente para que sucediera el milagro. Las palabras del apóstol Pablo en la epístola a los romanos enfatizan la conexión que existe entre el poder de Dios y su palabra “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” (Romanos 10:17)

Recibiendo los resultados de la fe
La fe jamás puede estar separada de la obediencia. Santiago lo expreso de la siguiente manera: “Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe tu fe sin tus obras, y yo te mostraré i fe por mis obras”  (Santiago 2:18). Este oficial del rey creyó  la palabra que Jesús le dijo con relación a la sanidad de su hijo. El demostró su fe al emprender el viaje de regreso a su casa. El dejo de suplicarle al maestro que fuera a sanar a su hijo. Acepto la respuesta de Jesús y creyó que la sanidad estaba hecha por la palabra dicha por el Señor.
Mientras iba en camino a su casa, sus sirvientes salieron a recibirle con muy buenas noticias diciendo: Tu hijo vive. Este informe aumento la fe de este hombre y  motivo  a que toda aquella familia viniera al Señor.
Esta maravillosa obra de sanidad demuestran los dos factores que caracterizan los milagros de Jesús: el respondía a las necesidades humanas movido por un corazón lleno de amor  compasión. Cada vez que el satisfacía una necesidad a través de algún milagro, el mismo servía para aumentar la fe de la gente para conducir a alguien a Dios, o por lo menos para darle a Dios la honra y la gloria.

jueves, 24 de enero de 2013

Niños para Cristo

Gráfica de una de las Células de niños en Caracas. Venezuela
Jesús dijo: "Dejad a los niños venir a mi y no se lo impidáis porque de los tales es el Reino de los cielos." Mateo 19:14.Para que los niños continúen cerca de Jesús toda su vida es necesario que todos pongamos nuestro granito de arena. Todos podemos servir a Dios en esto de diferentes maneras las cuales pueden ser: orando, participando como maestro o maestra, colaborando con tus ofrendas. Si quieres participar orando o  como maestro(a) o bien sea con tu ofrenda, puedes comunicarte con nosotros a través del correo electrónico que aparece en esta pagina; también se encuentra el numero de cuenta. Que el Señor bendiga grandemente tu vida.

Gobernar a través de la oracion


Gobernar a través de la oración
Apoc. 1:5
Sacerdote: uno que ofrece sacrificios espirituales a Dios. En el Antiguo Testamento solo los sacerdotes presentaban los sacrificios y las ofrendas.

En el Nuevo Testamento todos los creyentes verdaderos pueden ofrecerlos
Oración, ayuno, intercesión, ofrendas y adoración

Rey: uno que gobierna (ámbito espiritual) para ello se necesita autoridad y poder
Cristo nos dio la autoridad. Mat. 28:18. Somos la extensión de Él en la tierra. Los que recibieron a Jesús como su Salvador tienen autoridad espiritual.

Tenemos autoridad sobre todo el mundo espiritual, las enfermedades, los elementos de la naturaleza.
Para ejercer autoridad tenemos que estar bajo autoridad (Dios y sus autoridades delegadas)
El que participa de la rebeldía forma parte del espíritu luciferino.

Todo sacerdote, rey nacido de nuevo  tiene autoridad. La autoridad sin el poder no funciona
Hech. 1:8 llenos del Espíritu Santo (hablar en lenguas)

Si no oramos, ayunamos y ofrendamos como es debido tampoco funcionamos correctamente en el sacerdocio y reinado.

Cuando lo haces bien tendrás autoridad cuando hables a los problemas y circunstancias.
Nuestros decretos salen de nuestro tiempo de oración. Lo que decretamos en lo espiritual se manifiesta en lo físico.

Hay que gobernar bajo una posición de identidad (Yo soy tu siervo, tu sacerdote)
1 Rey. 17:1; Stgo. 5:17 (Elías sujeto a pasiones oro fervientemente para que no lloviese y no llovió y luego para que lloviera y llovió) orar hasta tener rompimiento. Debemos orar hasta que los cielos se abran. Hech. 12:6 Ellos presos y la iglesia oraba sin cesar.

Arrepentimiento: Es la puerta para entra a la transición de la bendición. Hech. 3:19 arrepentirnos es dejar de gobernarnos nosotros mismos, de hacer lo que nos parece y hacer la voluntad de Dios. El Reino de Dios debe controlar mi vida.
Refrigerio: derramamiento del E. Santo